Si hay algo que me encanta de la cocina es cuando consigues hacer un plato increíble con el mínimo esfuerzo. Y los gambones a la sal son el claro ejemplo de que, a veces, menos es más. Esta receta es perfecta para aquellos momentos en los que quieres sorprender sin complicarte demasiado en la cocina. Además, se cocina sin una gota de aceite, lo que la hace más ligera y saludable.
¿Por qué cocinar los gambones a la sal?
Cocinar a la sal tiene muchas ventajas. La sal actúa como una especie de horno natural que sella los jugos dentro de los gambones, evitando que se sequen y potenciando su sabor sin necesidad de añadir condimentos extras. No necesitas aceite, ni ajo, ni limón (aunque puedes añadirlo después si te gusta). Es la técnica ideal para disfrutar del sabor puro del marisco, con la textura perfecta y sin riesgo de que queden chiclosos o secos.

Además, el proceso es limpio y rápido: no hay salpicaduras de aceite, no hay olores fuertes y el resultado es de restaurante. No hace humo ni deja olores persistentes en la cocina, lo que lo convierte en una opción ideal para quienes prefieren cocinar sin impregnar toda la casa de aroma a marisco.
Consejos y curiosidades
- No los peles antes de hornear. La cáscara protege la carne y mantiene la textura jugosa.
- Si te gusta un toque de limón, añádelo después. Hornearlos con limón puede hacer que la carne se reseque.
- Acompáñalos con un buen vino blanco o un verdejo bien frío. La combinación es perfecta para una cena especial.
Si quieres complementar este plato con otras recetas deliciosas, te recomiendo probar el salpicón de marisco, una opción fresca y ligera perfecta para acompañar los gambones. También puedes optar por unas clásicas gambas al ajillo, llenas de sabor y muy fáciles de hacer. Y si buscas un contraste de texturas, una ensalada de col, manzana y zanahoria puede ser el complemento ideal. Puedes encontrar estas recetas en nuestra web, y combinarlas con tus gambones para una experiencia completa.
Un pequeño recuerdo…
La primera vez que probé los gambones a la sal fue en casa de un amigo que insistió en que era la forma más fácil y deliciosa de hacer marisco. Yo, escéptica, pensaba que la sal los haría incomibles, demasiado fuertes. ¡Qué equivocada estaba! Desde ese día, se ha convertido en mi receta infalible cuando quiero quedar bien sin complicarme la vida.
Si nunca has probado esta técnica, te animo a hacerlo. Es rápida, saludable y te garantiza gambones perfectos cada vez.
¿Te animas a probarlos? ¡Cuéntamelo en los comentarios y dime qué te ha parecido!
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