En julio de 2019 tuvimos la oportunidad de visitar uno de los lugares más emblemáticos de Alemania: el castillo de Neuschwanstein, una obra arquitectónica que parece flotar entre los bosques bávaros. Fue un viaje de cuento, no solo por la belleza del lugar, sino por la historia, los personajes que lo inspiraron y el aura mágica que lo envuelve.
Un castillo sacado de una fantasía romántica
Neuschwanstein fue mandado construir en 1869 por el excéntrico Luis II de Baviera, conocido como el «rey loco». Aislado del mundo político y obsesionado con el arte, Wagner y la Edad Media, Luis concibió este castillo como un refugio personal alejado de la corte y la realidad.
Inspirado por la arquitectura romántica y los mitos germánicos, Neuschwanstein no estaba pensado como una fortaleza defensiva, sino como un escenario teatral donde el rey pudiera soñar. Cada rincón del castillo tiene referencias a las óperas de Wagner, escenas de leyenda y simbolismo cristiano.

Una ubicación privilegiada
El castillo se alza sobre una colina en la región de Hohenschwangau, al sur de Baviera, muy cerca de la frontera con Austria. Desde la carretera ya se puede ver el perfil de sus torres emergiendo entre los árboles, como si fuera parte del paisaje natural.
Nosotros llegamos en coche desde Füssen, y elegimos subir al castillo en carruaje tirado por caballos, una opción que recomendamos si quieres una experiencia más pausada y pintoresca. La subida a pie puede hacerse algo dura, y después, tendrás que recuperar fuerzas con alguna de las especialidades alemanas, como estas Tortitas de patata o kartoffelpuffer o un contundente Codillo de cerdo al horno estilo alemán.


La entrada y los detalles arquitectónicos
Una vez arriba, el castillo impresiona. La fachada principal, blanca e imponente, está decorada con frescos, escudos y detalles neogóticos. Las torres, almenas y balcones crean un conjunto perfectamente simétrico y encantador.



Uno de los aspectos más interesantes es que Luis II no vivió nunca en el castillo terminado. De hecho, solo pasó 172 días allí antes de morir en circunstancias extrañas en el lago Starnberg. El castillo quedó incompleto, y poco después fue abierto al público como atracción.
El interior del castillo (no se pueden tomar fotos) es aún más extravagante. Salas inspiradas en escenas de las óperas de Wagner, la sala del trono (sin trono), el dormitorio de estilo gótico, la cueva artificial, y la Sala de los Cantores. Todo parece sacado de un escenario de teatro.
Curiosamente, el castillo tenía tecnología muy avanzada para su época, incluyendo sistema de agua corriente, timbres eléctricos para llamar a los sirvientes y un ascensor de alimentos entre pisos.


La mejor vista: Marienbrücke
A escasos minutos del castillo se encuentra el puente Marienbrücke, suspendido sobre un desfiladero. Desde allí se obtiene la postal más famosa del castillo, rodeado por los bosques del valle y con los Alpes al fondo. En verano, es frecuente ver grupos de turistas haciendo cola para hacerse una foto en este lugar.
El entorno de Hohenschwangau está lleno de encanto. Casas decoradas con frescos, lagos azules, rutas de senderismo y el castillo de Hohenschwangau (residencia de infancia de Luis II) completan la experiencia.



Consejos y curiosidades si vas a visitar Neuschwanstein
- Compra las entradas online con antelación, especialmente en verano.
- Sube en carruaje si viajas con niños o quieres evitar la subida a pie.
- Lleva calzado cómodo.
- Aprovecha para visitar también el castillo de Hohenschwangau y dar un paseo por el lago Alpsee.
- No se permite hacer fotos en el interior.
- Walt Disney visitó el castillo y se inspiró en él para diseñar el de La Bella Durmiente.
- Luis II lo pagó casi por completo con su dinero personal, lo que lo endeudó gravemente.
- Aunque hoy parece un símbolo nacional, fue en su origen un proyecto personal y casi secreto.
- Cada año recibe más de 1,4 millones de visitantes.
- Aparece en películas como Chitty Chitty Bang Bang, El Gran Escape y múltiples documentales.
Neuschwanstein no es solo un castillo bonito: es el reflejo de la mente de un hombre que quiso convertir sus sueños en piedra, y que acabó creando un símbolo universal de fantasía y belleza. Para nosotros, fue uno de los momentos más mágicos del viaje, y sin duda un lugar al que volveríamos sin pensarlo.
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