Cómo conservar mejor los alimentos en verano

Cómo conservar mejor los alimentos en verano

El aumento de las temperaturas veraniegas trae una buena cantidad de sensaciones positivas. Pasar más tiempo con los seres queridos, realizar algún viaje de vacaciones, descansar, leer un buen libro… Sin embargo, en la época en estival también hay que considerar ciertos aspectos que afectan a la salud, como protegerse adecuadamente del sol, de los mosquitos, hidratarse y mantener los productos alimenticios en buen estado, no hay que olvidar que a más grados centígrados, mayor es su velocidad de descomposición

Los alimentos en verano pasan por un momento peligroso, no solo por que se descomponen con mayor rapidez, sino porque pierden sus propiedades si no se conservan adecuadamente. En estas fechas es cuando se da una mayor incidencia de toxiinfecciones e intoxicaciones derivadas del consumo de alimentos en mal estado. Y es que el calor crea ambientes ideales para microorganismos patógenos, como los virus, las bacterias y los hongos en la mayoría de los productos alimenticios.

Es importante tener en cuenta que el producto no presente alteraciones visibles estando contaminados. La mayoría de los microorganismos que invaden las comidas no trastornan sus cualidades organolépticas (olor, color, sabor o consistencia), en primer término. Por este motivo, es mejor prevenir y asegurarse de que no vienen en mal estado cuando se compran y seguir una serie de medidas higiénicas en su conservación y manipulación.

Al hacer la compra

No hay mejor forma de conservar bien los alimentos y tomarlos en perfecto estado que comprándolos frescos y diariamente. Si se adquieren en latas o en conserva hay que evitar abrirlos antes de consumirlos y hacerlo por completo una vez abiertos. Así mismo es importante descartar los hinchados, abollados, oxidados… y, en general, todos aquellos que no presenten una buena imagen. Al llegar casa, habrá que guardar todos los alimentos en el refrigerador lo antes posible.

Se eliminarán los huevos que se presenten fracturados, se conservarán siempre en la nevera controlando su fecha de caducidad. El pescado debe ser muy fresco, manteniendo un cuerpo terso y las agallas rojas, hay que comprarlo sin vísceras, completamente limpio. Para consumirlos crudos, se tendrán que descongelar previamente a -20ºC durante 48 horas. En cuanto a la carne, hay que asegurarse que su color rojo sea muy vivo, si son de aves, además, habrá que consumirlas rápidamente.

En la compra hay que asegurarse de mantener siempre la cadena de frío por lo que el orden de compra deberá ser, en primer lugar, los alimentos no perecederos, en segundo lugar, los frescos y, en tercer lugar, los congelados, usando siempre bolsas térmicas para que soporten bien el frío.

Después de la compra se evitarán interrupciones y desvíos, directo a casa a guardar en la nevera (congelador) los alimentos congelados, después los frescos y, en último lugar, los no perecederos. Si alguno de los congelados no llega en este estado no habrá que volver a congelarlos, habrá perdido la cadena de frío y se tendrá que consumir lo antes posible.

Manipulación, ordenación y conservación de los alimentos al llegar a casa

Se debe ser consciente de que la luz y las temperaturas son los dos grandes enemigos de los alimentos en verano. Son los dos factores que más influyen en su conservación. Incluso los productos no perecederos tienen que conservarse en lugares frescos, sin luz directa.

Una vez realizada la compra se deberá dividir y guardar en envases de plástico con tapa o bolsas marcándolas, si fuera preciso, para dejar claro qué lleva cada empaque y no abrir el que no se vaya a utilizar. También es recomendable escribir las raciones y la fecha del día que se envasa y guarda.

El orden en el frigorífico

El orden de almacenamiento dentro del frigorífico va a depender de las zonas con mayor o menor frío. Por lo general, es en su parte superior donde se localizan las temperaturas más bajas. Por este motivo, en este lugar se colocarán los productos ya cocinados y envasados, los yogures, los embutidos y la leche. En la zona media se depositarán los mariscos, pescados, carnes y demás alimentos crudos y en la zona baja las frutas y verduras.

Es una norma de salud elemental evitar poner en el mismo lugar los crudos y los cocinados. Si es un plato ya cocinado, se debe guardar en un envase distinto al que se utilizó en su preparación y que nunca que esté caliente, debe enfriarse previamente de forma natural.

Otros consejos comunes

Es de vital importancia lavarse las manos antes y mantenerlas limpias durante todo el tiempo que se estén manipulando los alimentos. Las verduras y frutas que se van a comer crudas se tienen que enjuagar con agua y un poco de lejía sin detergente, aclarando profusamente antes de consumirlas.

No es nada aconsejable utilizar huevo crudo para crear salsas o preparar platos si no van a pasar por una cocción intensa. Al igual que no se puede volver a congelar alimentos descongelados, es importante recalentar a temperaturas muy elevadas los alimentos ya cocinados.

También hay que limpiar adecuadamente todos los utensilios que se vayan a utilizar para manipular alimentos y volver a hacerlo una vez usados. Del mismo modo, hay que sustituir con frecuencia los trapos de cocina a medida que se vayan utilizando.

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